Un disciplinante se azota con la madeja durante la procesión de los Picaos de San Vicente. © Raquel Manzanares

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    Los picaos de San Vicente

    San Vicente de la Sonsierra es el pueblo de los «Picaos», una manifestación religiosa declarada de Interés Turístico Nacional en 2005 y que en 2016 fueron declaradas también BIC (Bien de Interés Cultural de carácter Inmaterial). Tienen lugar en Semana Santa y en la cruz de Mayo y de Septiembre. En esta tradición, los Disciplinantes de la Cofradía de la Santa Veracruz de San Vicente, más conocidos como «Picaos», acompañan la procesión castigando su espalda desnuda con una madeja por encima del hombro alternativamente, a izquierda y derecha, durante un tiempo variable según cada disciplinante, pero que suele ser unos 20 minutos y entre 800 y 1.000 golpes. En un momento dado el acompañante y el práctico deciden cuando es el momento de pinchar la espalda del disciplinante en la zona lumbar, para que brote un poquito de sangre, que evite molestias posteriores. Después se golpeará 15 ó 20 veces más. Finalizada la penitencia, disciplinante y acompañante vuelven a la cofradía donde el practicante le lava y cura las pequeñas heridas con agua de romero.

    The Picaos of San Vicente
    San Vicente de la Sonsierra is the village of the «Picaos», a religious manifestation declared of National Tourist Interest in 2005 and which in 2016 was also declared BIC (Asset of Cultural Interest of an Intangible Character). They take place at Easter and on the May and September cross. In this tradition, the Disciplinantes de la Cofradía de la Santa Veracruz de San Vicente, better known as «Picaos», accompany the procession punishing their bare back with a skein over their shoulder alternately, left and right, for a variable time depending on each disciplinarian, but that is usually about 20 minutes and between 800 and 1,000 strokes. At a given moment, the companion and the pilot decide when it is time to puncture the disciplinarian’s back in the lumbar area, so that a little blood comes out, which avoids later discomfort. Then it will hit 15 or 20 more times. After the penance, the disciplinarian and the companion return to the brotherhood where the practitioner washes and heals the small wounds with rosemary water.

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